sábado, 29 de octubre de 2016

Apoyar a los estudiantes en duelo: 5 Claves para los educadores

La gran mayoría de los profesores y educadores sienten el deseo y responsabilidad de ayudar a aquellos estudiantes que atraviesan por un proceso de duelo, sin embargo sienten en muchas ocasiones que carecen de los conocimientos y preparación apropiados para hacerlo. Aun así, aunque la formación en este sentido es muy favorable, no se requiere de una preparación exhaustiva y extensa para que puedan marcar una diferencia positiva en sus estudiantes. Este post pretende introducir información básica que pueda colaborar con los educadores en dicha labor.


Lo primero: Es importante comprender que como educador, no necesitas ser un experto. Los profesores pueden ayudar mucho en estas situaciones, estando simplemente presentes: Escuchar al estudiante cuando éste expresa sus sentimientos y estando atentos acerca de cómo sus padres o cuidadores se están ajustando a la situación que atraviesan.

Puede que los estudiantes se sientan más seguros hablando con el educador antes de hacerlo con cualquier otra persona. Esto no significa que el profesor tenga que hacer de terapeuta o asesor durante el duelo. No se espera de los profesores que provean de un ambiente terapéutico en este –o ningún- caso. Sin embargo, sí pueden promover un ambiente de apoyo y referir a los niños a especialistas y otros servicios de apoyo cuando lo consideren apropiado.

No podemos prevenir el duelo en los niños, pero podemos servir como fuentes de estabilidad y apoyo en uno de los momentos más importantes de la vida del estudiante. Los siguientes 5 puntos están destinados a ayudar al educador a apoyar mejor a los estudiantes que atraviesan por un momento de duelo:

1. Ayuda a los estudiantes más jóvenes a entender qué ha sucedido

Al hablar con los niños acerca de la muerte de un ser querido, usa las palabras “ha muerto” o “murió”. Expresiones como “eterno descanso” o “ha fallecido” pueden confundirlos y hacer más difícil para ellos entender qué ha pasado. Reforzar las realidades fundamentales que rodean a la muerte –que es irreversible, que todos eventualmente morimos y que existen razones fisiológicas o físicas por las que una persona muere- ayuda a eliminar los conceptos erróneos comunes o malinterpretaciones y puede ayudar a disminuir los sentimientos de miedo, culpa o vergüenza que pueden acompañar la muerte de un ser querido.

2. Invita a los estudiantes de mayor edad a expresarse y hablar

A raíz de la muerte de un familiar cercano, los hijos mayores pueden ser pasados por alto –o incluso esperar de ellos su apoyo a otros miembros de la familia-. El colegio, por tanto, se convierte en un lugar fundamental para que estos reciban un cuidado por parte de adultos de confianza. Los estudiantes de más edad pueden no estar preparados para hablar cuando les ofrecemos un espacio donde expresarse. Quizá puedan preferir tiempo a solas o hablar de lo ocurrido con amigos. Puede que digan que no necesitan o no desean hablar, incluso si se están sintiendo abrumados. No intentes forzar la conversación. Ayúdalos a identificar a otros adultos con quien podrían expresarse cuando se sientan preparados para ello, tales como consejeros del colegio, tutores o psicólogos. Lo más importante es mantenerse disponibles y brindando apoyo, así como continuar ofreciéndoles un espacio para expresarse si así lo desean.

3. Permite que los niños se expresen

La meta no es anular la pena o el dolor que pueden estar sintiendo, sino brindar una oportunidad para
que lo expresen. Es mejor evitar comentarios dirigidos a tratar de animar a los estudiantes que están en duelo (como por ejemplo: “Al menos pudiste pasar las Navidades con él antes de que muriera”). Es también un impulso común compartir experiencias personales acerca de nuestras propias pérdidas. Sin embargo, con niños que atraviesan un proceso de duelo, es importante escuchar más y hablar menos. Es necesario darles espacio para expresarse, más que “darle la vuelta a la tortilla” trayendo nuestras propias experiencias dolorosas. También podrías tranquilizar y asegurarle al estudiante –sobre todo a los más pequeños- que no son responsables de la muerte. Incluso cuando no hay razones para sospechar que se sienten culpables, los sentimientos de culpa son prácticamente universales en los niños que afrontan un duelo.

4. Contacta con los padres o cuidadores y ofrece ayuda

La familia del estudiante debería saber que él o ella están afrontando y adaptándose a la situación en el contexto escolar. Es beneficioso contactar con los padres y cuidadores para coordinar esfuerzos. Tras la muerte de un miembro de la familia, los padres o cuidadores pueden sentirse abrumados e inseguros acerca de cómo ayudar a sus hijos. Generalmente, aceptan y agradecen el consejo o asesoramiento del personal del colegio y aprecian la preocupación de los profesores sobre la situación.

5. Proporciona apoyos educativos

Los niños a menudo tienen dificultades para concentrarse y aprender cuando están inmersos en un proceso de duelo. Puede ser beneficioso para ellos un apoyo extra, asesoramiento o cambios temporales en sus calendarios de evaluación u otras exigencias académicas. No esperes a que los problemas escolares aparezcan para empezar a ofrecer ayuda en este sentido. Habla con tus estudiantes, sus padres y cuidadores, y con otras figuras clave del colegio -como otros profesores,  psicólogos y coaches-. Esta red permitirá coordinar el apoyo que le brindas al niño.

Lo esencial es lo siguiente: Durante la semana, es mayor el tiempo que los niños pasan en el colegio que el que pasan en casa. Los educadores están -literalmente- en ‘primera línea de batalla’ en la situación de duelo en la infancia y, por ello, tienen una gran oportunidad para prestar apoyo. Un poco de comprensión puede marcar la diferencia.

Artículo original de Christine Park y David Schonfeld paraedutopia. Traducción de Kreadis.

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