lunes, 30 de octubre de 2017

7 tips para padres cuyos hijos atraviesan dificultades en la lectura

La lectura empieza y termina en casa. Aunque los profesores pueden enseñar, apoyar y promover la lectura en los alumnos, si la mayor parte del trabajo de lectura no se hace en casa con propósitos genuinos y de recreación autodirigida del niño, la lectura siempre quedará relegada a una mera competencia académica.

Apoyar el desarrollo de habilidades sólidas de lectura, en especial en aquellos niños que presentan ciertas dificultades, es a menudo una cuestión de entrenamiento y experiencia, elementos de los cuales muchas familias carecen. No se trata de que los padres tengan que formarse en temas pedagógicos o de aprendizaje, sin embargo, sí se trata de que estos puedan proveer un apoyo necesario para ayudar a sus hijos a superar las dificultades y reticencias en cuanto a la lectura.

La investigación muestra que, si los estudiantes no leen hábilmente en el momento en el que llegan a 3er grado de primaria, las posibilidades de que cubran los atrasos y se pongan al día alcanzando el nivel esperado, son muy bajas. 

Pensando en estas estadísticas, la Universidad de Minnesota ofrece una infografía clara y sencilla para apoyar a aquellos padres que se encuentran en la búsqueda de estrategias y asesoramiento, proponiendo 7 claves para quienes atraviesan dicha situación.


Artículo original en TeachThought 7 Tips ForParents Of Struggling Readers

martes, 3 de octubre de 2017

Claves para enseñar a los niños a mantener una conversación

La comunicación con y de los niños es a veces complicada. Hay veces en las que puede resultar difícil establecer buenos canales de diálogo con el niño para expresar lo que queremos decirles de la mejor manera y asegurarnos de que entienden e interpretan el mensaje correctamente.
Además, no solo hablamos con palabras, nuestra forma de expresarnos a través del lenguaje corporal es lo que mejor entienden los niños desde edades bien tempranas.
La forma en la que comunican las figuras de referencia del niño serán las que aprenda y adopte en su forma de comunicación -con sus iguales principalmente-.
Es por esto importante revisar cómo nos comunicamos con ellos tanto en la familia como en la escuela si queremos fomentar en ellos buenos hábitos para que aprendan a comunicarse y mantener conversaciones de manera adecuada.
Aspectos a tener en cuenta en cuanto a nuestra comunicación con ellos:
  • Mensajes cortos y sencillos.
  • Asegurarse de que el niño escucha activamente y comprende lo que le queremos decir.
  • Preguntarles qué y cómo entendieron lo que les dijimos.
  • Pedirles que expliquen con sus propias palabras lo que estamos comentando.
  • Enseñarles la técnica del parafraseo para ayudarles a comprender los mensajes y que se aseguren de que lo entendieron bien.
  • Utilizar formas de comunicación simples y concisas.
  • Detallarles las consecuencias de sus actos, en caso de querer comentarles algo que consideramos deberían mejorar.
  • Darles oportunidades en lugar de amenazas.
  • Brindarles la oportunidad de recapacitar sobre situaciones en las que se han visto involucrados y que opinen si su actuación ha sido la correcta o la que ellos esperaban.
  • Dirigirse a ellos con empatía y ponerse a su nivel (a nivel de sus ojos).
  • Escucharles con atención, sin juzgarles.


Últimamente están cambiando los hábitos familiares en cuanto a comunicación se refiere. Hay menos tiempo para estar juntos, los niños tienen extraescolares casi todos los días, además de los deberes, y aún habría que sacar tiempo para jugar, según el consejo de los profesionales. Los padres suelen tener largas jornadas laborales y al término de estas está la gestión del hogar, el llevar a los niños a sus clases, el apoyo en los deberes y un largo etcétera que no deja hueco para encontrar el preciado tiempo en familia necesario para fomentar buenos hábitos de comunicación. El momento de la cena en familia es algo que se está perdiendo y, cuando se hace, existen casos en los que tanto el móvil como la tele fagocitan la conversación familiar.
A. Mendler comenta que, una vez que asistió a una clase de tercero de primaria, le sorprendió encontrarse con un poster con reglas escritas sobre cómo mantener una conversación:
  • Cada uno debe contribuir a la conversación, pero en todo momento sabiendo respetar los turnos.
  • Cuando expongas algún tema, pregunta a cada compañero "¿Hay algo que quieras añadir a lo que he comentado?" o "¿querrías compartir lo que estás pensando sobre esto?"
  • Cuando algún compañero exponga algún tema, haz preguntas que te ayuden a comprender mejor las ideas que ha expuesto. Por ejemplo "¿me puedes ampliar lo que estás comentando?" o "¿podrías explicar esto mismo de otra forma, por favor?"


Esto nos puede llevar a pensar en lo común que es hoy en día que los estudiantes no sepan cómo mantener conversaciones. Parece que el modelo de afianzarse en su exposición y no escuchar al otro está primando sobre una forma más asertiva de comunicación.
Por ejemplo, hoy en día hay una preponderancia de programas de entrevistas en los que personas con diferentes opiniones rara vez se escuchan entre sí. También vemos una nueva forma de comunicarse a través de dispositivos móviles, en donde los mensajes de texto y emoticonos están sustituyendo a los tradicionales "hablar y escuchar".
Quizás sea el momento de reflexionar al respecto y tomar prestado el poster de la escuela de tercero del que nos habla A. Mendler con algunas ideas para ayudar a los niños para ayudarles a aprender y a mejorar sus técnica para mantener conversaciones, a la vez que nos sirvan de recordatorio a los adultos para seguir aplicándolas en casa y les puedan servir de referente.
Los ocho consejos que exponemos a continuación se pueden utilizar con regularidad para ayudar a los niños a aprender buenas habilidades de conversación.
1. Modelar una Buena Conversación. Cuando se comience una conversación a nivel grupal o familiar, fomentar las interacciones estableciendo turnos. Realizar esta dinámica al menos unas cuantas veces a la semana. Compartir información acerca de uno mismo es útil, y hacerle preguntas al niño o adolescente mostrando interés sobre lo que expone o sobre sus intereses es de gran ayuda. Los potenciadores de la conversación incluyen respuestas e indicaciones como:
  • "¿De Verdad?"
  • "¡Guau!"
  • "Eso es interesante."
  • "¡En serio!"

Si al principio los niños no comparten fácilmente sus opiniones o pensamientos sobre el tema tratado, no os deis por vencidos. Este es un ejercicio que mejora de manera progresiva la calidad de la comunicación, pero no existen varitas mágicas ni los resultados son siempre inmediatos. Constancia y hábito son claves en este sentido.
2. Fomentar Cuestiones Físicas. Identificar los procedimientos para tener una conversación que incluya un comportamiento no verbal apropiado. Por ejemplo, se les puede enseñar una estrategia como S.E.R.P.I.S (Siéntate derecho, escucha, responde y haz preguntas, inclina la cabeza para mostrar interés, sigue al que está hablando).
3. Desafiar comentarios dañinos o humillantes. Por ejemplo, si un niño dice: "Creo que lo que hizo fue realmente estúpido", se le podría retar con "¿Cómo crees que podrías decir lo mismo sin ser hiriente?" Si el niño no parece ser consciente, se le puede señalar una alternativa como "No estoy de acuerdo con eso", mejor que comente lo que le hizo sentir en lugar de opinar o juzgar al compañero. Pedirle que intente repetir lo que se le sugiere para luego pasar a preguntarle:
  • "¿Qué te ha hecho sentir así?"
  • "¿Cómo habrías manejado las cosas de manera diferente?"
  • "¿Crees que sólo hay una respuesta correcta, o podría haber más?"

4. Hacer preguntas abiertas.  Se trata de preguntas sin una respuesta correcta, preguntas que estimulan la discusión y pueden ser una manera muy poderosa de reforzar la idea de que hay diferentes puntos de vista sobre un tema o un conjunto de creencias que pueden ser igualmente válidas. Por ejemplo: "Así que si Colón llama a tu puerta y te dice que la navegación hacia el Nuevo Mundo sería una aventura increíble y que podría haber muchas riquezas allí, pero que es posible que nunca llegue porque el mundo se cree que es plano, ¿irías? "
5. Poner el pensamiento delante de saber - Cuando se le hace una pregunta, intentar ir más allá de un "No sé". Proponerles que o más importante no es el "saber" sino que es mejor que ellos "piensen" y que ofrezcan su opinión. Enseñarles cómo preguntarse en voz alta, especular, adivinar o dar la mejor respuesta que puedan. ("No estoy seguro acerca de eso, pero creo que _____.")
6. Mantener charlas informales sobre temas triviales, de noticias aparecidas en la prensa o de su del día a día.  Preguntarles sobre sus clases, profesores, qué piensan acerca de un evento actual, o cómo se sienten sobre el resultado de un partido.
7. Mantener contacto visual. Cuando un niño toma la palabra en este tipo de conversaciones, suele dirigirse a las figuras que representan la autoridad en el grupo (los adultos también lo solemos hacer inconscientemente). Es conveniente en estos casos, mantener su contacto visual y poco a poco ir haciendo barridos visuales hacia el resto para provocar que él también aprenda a hacerlo y vaya aprendiendo a redirigir su charla hacia el resto de participantes. Esto suele ayudar a que el orador redirija su charla hacia todos los implicados y les invita a involucrarse con lo que se dice.
8. Fomentar los turnos de palabra. Para comenzar a aprender (o enseñar) a respetar los turnos, se puede utilizar un objeto como una señal para tomar el turno. Cuando alguien tiene ese objeto, es su turno de hablar, mientras el resto escucha. Se pasa el turno pasando el objeto a la persona que hablará a continuación.
Consideramos que, tanto el saber escuchar correctamente, como el saber cuándo y cómo hablar, son herramientas básicas para la comunicación. Dominar estas dos herramientas es importante para ampliar el conocimiento, mejorar la comprensión y construir sentido de comunidad.
Esperamos que estos pequeños consejos y directrices nos sirvan para revisar la forma en la que nos comunicamos con nuestros hijos, y puedan ser de utilidad para ayudarles a ir adoptando buenos hábitos en su propio estilo de comunicación.

Artículo de Kreadis con información de:
Dr. Allen Mendler - Edutopía
Hablar con el niño: diez consejos imprescindibles - Cristian Vázquez (2012)

Redes sociales y salud mental: Ir más allá de los ‘Pros’ y ‘Contras’


Las redes sociales y la tecnología han revolucionado la forma en que nos relacionamos y su uso se ha convertido en una parte de la vida de casi todos, especialmente de los adolescentes, conectándonos a nivel mundial con amigos, familiares y desconocidos. Estas a su vez, han cambiado la forma en la que nos comunicamos y compartimos información, tanto a nivel individual como social. Los jóvenes de hoy en día (también llamados “nativos digitales” o Generación Z), suelen priorizar sus comunicaciones e interacciones, entre ellos y con el mundo, mediante Internet y redes sociales. A través de éstas los jóvenes crean relaciones, moldean su identidad, se expresan y aprenden sobre el mundo que les rodea. Todo esto está inexorablemente conectado con el mundo emocional, los rasgos sociales y de personalidad, y por ende, con la salud mental.

Tal y como hemos señalado en diversos artículos*, la opinión cultural, social y la que arroja la investigación, suele apuntar opiniones que, bien resaltan las bondades del mundo tecnológico, o bien advierten en cuanto a sus posibles efectos perjudiciales. En lo que respecta al primer “grupo” de opiniones, éstas reflejan cómo las redes pueden ser un vehículo ‘novedoso’ para promover el sentido de pertenencia a la comunidad, facilitar apoyo emocional, poner a disposición espacios y opciones que promuevan el juego, la creatividad y el aprendizaje, así como proporcionar la posibilidad de conectar a personas de diferentes lugares, culturas y formas de vida; todo ello actuando como un catalizador positivo para una buena adaptación y salud mental.

El segundo “grupo” hace énfasis en aspectos menos positivos, que también han de ser considerados al reflexionar sobre tan complejo tema -complejo, sobre todo, por el desconocimiento en cuanto al mismo. Algunos apuntes señalan, a este respecto, que existen ciertos riesgos que merecen ser contemplados, ya que hablan de señales de alarma en cuanto a posibles problemas de salud mental en la población adolescente.

La incidencia más alta sobre el uso de las redes sociales está entre las edades de 16 a 24 años, un rango de edad en donde se construye y fomenta la definición y expresión de la personalidad del sujeto, y con ello, el desarrollo emocional y psicosocial.

Muchas asociaciones y organizaciones de referencia en cuanto a salud mental han tardado en incorporar investigaciones y datos que fomenten una reflexión comprehensiva en cuanto al uso la tecnología, más allá de exponer pautas y precauciones relacionadas con esta. Aun así, aportan datos que han de ser considerados al evaluar el tema, como es el caso de la Real Sociedad para la Salud Pública (RSPH, por sus siglas en inglés) y el Movimiento por la salud de los jóvenes (Young Health Movement), quienes a través de su informe "Status Of Mind, examining the positive and negative effects of social media on young people’s health" (El Estado de la Mente, examinando los efectos positivos y negativos de los medios sociales sobre la salud de los adolescentes), advierten de la relación que existe entre el uso de redes sociales y el aumento en las tasas de ansiedad, depresión y problemas del sueño entre los jóvenes.

Este informe enfatiza las consecuencias potenciales que el uso de este tipo de medios sociales puede tener para la salud mental de los jóvenes, rescatando asimismo cómo este tipo de datos pueden representar una oportunidad para mejorar la innovación, el aprendizaje y la creatividad cuando se hace buen uso de la tecnología y se van incorporando aspectos positivos según las últimas investigaciones van aportando nuevos datos al respecto.

Algunos datos interesantes:

El 91% de los jóvenes de 16 a 24 años usan Internet para acceder a las redes sociales.

Teniendo esto en cuenta, recogemos algunas de las conclusiones más relevantes del informe:

Posibles efectos adversos:
Se estima que la adicción a las redes sociales afecta aun 5% d elos jóvenes, considerándose estos medios más adictivos que los cigarillos y el alcohol.




El uso de redes sociales parece estar relacionado con un incremento en las tasas de ansiedad y depresión, con dificultades del sueño, y con problemas de autoimagen.


El ciberbullying o acoso cibernético es un problema creciente: 7 de cada 10 jóvenes afirman haberlo experimentado.

Con el uso de las redes digitales se ha visto potenciado el miedo a ser ignorado (missing out), caracterizado por la a necesidad de estar constantemente conectado con las actividades de otras personas, para no “perdérselas”.


Posibles efectos positivos:
Los medios de comunicación social pueden mejorar el acceso a las experiencias de salud de otras personas y a la información especializada sobre la salud.
Las redes sociales promueven el apoyo emocional entre sus miembros. Aquellos que usan las redes sociales se sienten más apoyados emocionalmente a través de sus contactos (“aproximadamente, 7 de cada 10 adolescentes afirman haber recibido apoyo en los medios sociales durante momentos difíciles”).
Los medios de comunicación social pueden actuar como una plataforma eficaz para la autoexpresión correcta y positiva.


El informe concluye con un apunte coherente con la actual necesidad cultural y colectiva, enfatizando la necesidad de acciones basadas en una serie de recomendaciones como:
  • La formación en centros educativos sobre el uso seguro de los medios sociales.
  • El impulso de la investigación sobre los efectos de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes.
  • La creación de plataforma de medios sociales orientadas a identificar y apoyar a los usuarios que podrían estar experimentando problemas de salud mental a causa de sus publicaciones.
Las tecnologías digitales, incluyendo redes sociales, están tan arraigadas en las vidas de los jóvenes que no es posible desligar su impacto –‘positivo’ o ‘negativo’- en los rasgos que definen y dan cuenta de su salud mental y bienestar emocional. Es importante, pues, que podamos ampliar nuestra perspectiva al evaluar dicho impacto, de manera que sea posible acercarnos a una comprensión real de la influencia que tiene la tecnología actual y las diversas plataformas de redes sociales en la cotidianidad y vida de los jóvenes. Por ello, hemos de encarar la novedad de los nuevos cambios -tecnológicos y sociales- trabajando nuestra propia aproximación a dichos cambios, así como fomentando las medidas educativas y reflexivas necesarias para promover los aspectos positivos y minimizar los negativos, evitar el descrédito y el rechazo automático a un modo de interacción -que ha llegado para quedarse-, y ayudar a los jóvenes a hacer buen uso de los recursos disponibles, de manera que se minimicen los riesgos y sea posible potenciar los efectos positivos que esta nueva forma de relacionarse, darse a conocer y expresarse tiene para ellos.


Artículo de Kreadis con información de:
  • Las redes sociales influyen en la salud mental de los adolescentes. Infocop 20/07/2017.
  • Social media and young people's mental health and wellbeing - RSPH (Royal Society for Public Health)