Toda conducta es comunicación, ya no manejamos una unidad-mensaje
monofónica, sino más bien un conjunto fluido y multifacético de muchos modos de
conducta -verbal, tonal, postural, contextual, etc.- todos los cuales limitan
el significado de los otros
Paul Watzlawick
Cuando intentamos
aprender nuevas habilidades, es necesario obtener información que nos diga si
vamos por buen
camino y si estamos haciendo lo correcto para adquirirlas.
Nadie dijo que educar a un adolescente fuese fácil, y mucho menos en lo
relativo a temas escolares. Los padres cada vez están adoptando más
responsabilidades en este sentido y, tenemos que admitir, que las cosas han
cambiado mucho en las últimas décadas. ¿Cómo es posible que se suponga que los
padres tienen que saber cómo manejar la cantidad de deberes sin un mínimo de
guía al respecto?
Si como padres estáis luchando con un adolescente resistente al
aprendizaje, probablemente hayáis oído más de una vez a personas que sugieren:
“Puede que necesite dedicarle más horas, no debe estar estudiando lo
suficiente”. Para la mayoría de los niños esto representa cumplir con una planificación
de horas de estudio, releer temas vistos, consumir tiempo delante del libro de
texto, tareas que no suelen resultarles productivas.
Sin embargo, muchos estudiantes no aprenden escribiendo o leyendo, sino que sus
fortalezas se encuentran en las áreas visuales o kinestésicas, o en habilidades
musicales o sociales. Entonces, ¿cómo podremos ayudarles a desarrollar sus
habilidades de estudio?
Con la llegada del verano, muchos
niños y adolescentes sueñan con poder dedicar tiempo a aquello que no han
podido hacer durante el año escolar: dormir, jugar a la play, salir con amigos…
Aún así, muchas veces el verano supone un “parón” en todo lo que tiene que ver
con el aprendizaje. En muchos casos la planificación del tiempo es pobre y el
verano transcurre sin mucho que dejar.
Se acabó el colegio y ya llegaron las vacaciones, con su
habitual ambivalencia.
Foto: Rick Ross
Qué ganas de terminar el cole, de que descansen los niños,
y nosotros también. De no revisar más agendas, mochilas, deberes...
Ahora tienen más tiempo libre, nada fácil de gestionar.
"Me aburro", ¿qué hago?, peleas entre hermanos, muchas horas con los
videojuegos, la tele, el ordenador, se nos agotan las ideas y las fuerzas y a
veces pensamos "qué bien estaban en el cole".