La mayoría de las conductas de burlas, intimidación y
acoso están basadas en el género, la religión, raza, orientación sexual,
discapacidades o apariencias… es decir, tienen que ver con la identidad y parten
de –y arremeten contra- la diferencia. Tolerar la diferencia representa no sólo
una necesidad de cara al desarrollo personal sano, sino que además viene a
constituirse en una poderosa herramienta a trabajar para denunciar y detener
las agresiones.
Fomentar la seguridad en cuanto a la propia identidad,
alimentando un ambiente en el cual todos los estudiantes puedan reconocerse y
respetarse entre sí como únicos, representa una de las claves para combatir el
acoso y la agresión en el contexto escolar.
En esta línea, queremos compartir los apuntes hechos
por Shane Safir para edutopia para fomentar la seguridad con respecto a la
identidad en el aula. Estamos alineadas con su propuesta de intervención en el
contexto escolar, y compartimos su entusiasmo por hacer pequeños cambios que, a
modo de ondas expansivas, sigan nutriendo a los estudiantes y empoderándolos
como agentes de cambio.
Fomentando la
Seguridad de Identidad en el aula
Shane Safir
A mitad de curso en tercer grado, mi
hermosa hija multirracial me dijo "No quiero ir al colegio". A pesar
de su personalidad entusiasta, parecía ansiosa y apesadumbrada. "En
serio?" -Le respondí- "Que está pasando?”. Tras algunos sondeos,
supe que era objeto de burlas por parte de sus compañeros por un aspecto de su
apariencia relacionado con el origen étnico (me reservo los detalles acerca de
lo que le decían al respecto para proteger su privacidad). Los
implacables comentarios de sus pares habían conseguido erosionar su sentido de
seguridad emocional, y naturalmente, ¿Quién querría sentirse de esa forma día
tras día?. Por suerte, su profesora (Profe M.) fue una excelente aliada. Me
acerqué a ella y juntas diseñamos un taller acerca de la identidad, enfocado a
tomar medidas hacia una comprensión cultural más segura.
Seguridad de identidad
¿Qué es? Según lo que apunta Dorothy
M. Steele y Becky Cohn-Vargas, las clases con seguridad de identidad son
aquellas "en las cuales los profesores se esfuerzan para asegurar a
los estudiantes que sus identidades sociales representan más una ventaja que
una barrera para el éxito". En dichas clases, los estudiantes se sienten
seguros, incluidos y valorados como miembros de una comunidad de
aprendizaje. Habiendo sido una educadora por 20 años y madre por 10, me
atrevería a decir que una clase como esta no es la norma. La seguridad de
identidad es una característica fundamental de clases equitativas, por lo tanto
¿Que nos impide fomentarla?.
La amenaza del estereotipo: Una barrera
Foto: Graham McGeorge |
Steele y Aronson encontraron que el
desempeño académico a menudo disminuye cuando los estudiantes son conscientes
de que su comportamiento se observa a través de la lente de los estereotipos
raciales o de género. En el caso de mi hija, los comentarios de sus compañeros
hicieron que quisiera dejar de asistir al colegio.
Investigaciones posteriores han
revelado muchas consecuencias asociadas a la amenaza del estereotipo,
incluyendo las siguientes:
-Estrategias de “autosabotaje” (de
forma más o menos inconsciente) que obstaculizan el propio rendimiento.
-Un sentimiento disminuido de
pertenencia a la clase.
-Estudiantes que deciden no seguir
adelante con un área particular de estudio –asociada al estereotipo-, limitando
así sus opciones profesionales.
-La perpetuación a largo plazo de la
inequidad o desigualdad social y educativa.
4 maneras de
potenciar la seguridad de la identidad en el aula
Antes de compartir algunas
reflexiones a este respecto, apunto la siguiente advertencia: Los estudiantes no
se sumergen en el trabajo de la identidad en igualdad de condiciones. Cada
estudiante tiene una historia y antecedentes particulares que afectan la forma
en la que se perciben a sí mismos y a los demás. La sociedad y la cultura en la
que estamos insertos también influyen sobre dicha percepción. A la larga,
nuestro trabajo es crear un contexto educativo que reafirme las diferentes
culturas, interrumpiendo con ello el sesgo y dotando a los estudiantes de
asociaciones positivas acerca de quiénes son y quiénes pueden ser. Dicho esto,
apunto los siguientes 4 pasos:
1. Nombra y afirma todos los tipos
de identidad
Cuando introducimos el lenguaje de
la identidad, combatimos la invisibilidad y aislamiento que muchos estudiantes
pueden sentir. En la clase de mi hija, por ejemplo, dibujé un árbol para
representar la colección única y hermosa de personalidades y formas de ser que
componen a cada niño. Le pregunté a los estudiantes: “¿Qué es la identidad?” y
les pedí que poblaran las ramas del árbol con todos aquellos elementos que iban
sugiriendo: una raza, cultura, lenguaje, intereses, apariencia, personalidad,
género y más.
2. Muestra vulnerabilidad de forma
estratégica
Es esencial para establecer un tono
y ambiente seguro, mostrar y compartir nuestras propias experiencias en cuanto
a la identidad –tanto las positivas como aquellas que nos han resultado o nos
resultan más retadoras. En mi caso, compartí mi historia con la clase acerca de
ser hija de padres divorciados. Escuchaba a otros padres etiquetarme como “carente
de buenos valores” a causa de la ruptura de mi familia. La profesora de mi
hija, la Profe M., habló de lo que significaba para ella tener padres
inmigrantes y cómo a menudo ella se sentía “diferente” y “fuera” de la
comunidad. Los estudiantes escucharon atentamente y podíamos ver cómo aumentaba
su disposición a arriesgarse y compartir con los demás.
3. Invita a los estudiantes a hablar/escribir/compartir
algo acerca de su propia experiencia o biografía
Cuando se trata sobre la identidad, los estudiantes necesitan una oportunidad para contar su propia historia en sus propios términos. Desarrollé el gráfico que incluyo unas líneas más abajo como una ayuda para alcanzar dicho objetivo. Después de compartir nuestras experiencias y vivencias, la Profe M. y yo, les dimos tiempo a los estudiantes para que escribieran acerca de un aspecto de su identidad, para luego pasar a compartir aquello que habían escrito en grupos pequeños.
El tamaño de los grupos y la elección de sus miembros permitió a los estudiantes evaluar su disposición a mostrarse vulnerables ante otros. Algunos empezaron con tímidas revelaciones, mientas que otros se sumergieron directamente en territorio más arriesgado. dos estudiantes compartieron sus experiencias de ser objeto de burlas por formar parte de una familia homo-parental. Otro estudiante habló de lo que le apasionaba y sobre qué aspectos podían resultar duros para él en cuanto a su identidad racial; mientras que algunos hablaron de la sensación de ser encasillados por su género. La Profe M. repitió esta actividad varias veces a lo largo del año escolar.
4. Crea acuerdos para una clase que proporcione seguridad en cuanto a la identidad
El tamaño de los grupos y la elección de sus miembros permitió a los estudiantes evaluar su disposición a mostrarse vulnerables ante otros. Algunos empezaron con tímidas revelaciones, mientas que otros se sumergieron directamente en territorio más arriesgado. dos estudiantes compartieron sus experiencias de ser objeto de burlas por formar parte de una familia homo-parental. Otro estudiante habló de lo que le apasionaba y sobre qué aspectos podían resultar duros para él en cuanto a su identidad racial; mientras que algunos hablaron de la sensación de ser encasillados por su género. La Profe M. repitió esta actividad varias veces a lo largo del año escolar.
4. Crea acuerdos para una clase que proporcione seguridad en cuanto a la identidad
Al final del taller, preguntamos: “¿Qué
acuerdos podemos hacer entre nosotros para crear una comunidad más segura en la
clase?”. Los estudiantes hicieron una tormenta de ideas en post-its y los invitamos a compartirlas. Una estudiante dijo:
“Deberíamos llenar el cubo de los demás con cumplidos”. No solo el “llenar
cubos” se convirtió en un acuerdo de la clase, sino que además, dio inicio a un
nuevo ritual llamado “Conchas marinas”: Una vez a la semana, la Profe M. realizó
una dinámica en círculo en donde los estudiantes tenían la oportunidad de dar y
recibir “conchas marinas” a la vez de una valoración grupal constructiva.
Recientemente pregunté a mi hija, “¿Cómo piensas que el taller de identidad del año pasado ha influido en la clase de la Profe M.?” Su respuesta fue: “La gente paró de molestar y burlarse de mí después del taller. Pararon de intimidar y acosar”. Como madre, eso es todo lo que necesitaba escuchar. Como educadora, soy capaz de ver que un mundo diferente es posible.
Y tú, ¿cómo promueves la seguridad
de la identidad y la igualdad en tu clase, colegio y/o familia?
Artículo original de Shane Safir para edutopia: Fostering Identity Safety in Your Classroom. Traducción de
Kreadis.
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