Nos gustaría pensar en el aula como un
lugar “intelectualmente activo”. El aprendizaje que caracteriza el modelo del
Siglo XXI, es un aprendizaje progresivo, altamente eficaz, conducente y
centrado en el estudiante. Pero, ¿qué significa realmente esto?
La realidad nos muestra que no hay una
única respuesta a esta pregunta, sin embargo, para conseguir una aproximación
más coherente, es necesario que intentemos dejar de ver el aprendizaje y la enseñanza como dos
cosas diferentes e individuales. Estas, en realidad, han de compartir cosas
como la curiosidad, autenticidad, el auto-conocimiento y el afecto, aunque sean
abstracciones que resulten difíciles de precisar. Estos aspectos suelen definir
al aula altamente eficaz, es por ello que intentaremos hacer un compendio de
dichas características de manera que puedan servirnos como criterio.
Las 10 características que hemos detectado
que definen un entorno de aprendizaje altamente eficaz, son:
1. Los estudiantes plantean preguntas
–buenas preguntas. Este es un aspecto crucial para que el proceso de
aprendizaje realmente funcione.
El papel de la curiosidad es cada vez más
estudiado (aunque no lo suficiente y continúa siendo infravalorado), y dichas
investigaciones apuntan que si un estudiante se sumerge en cualquier actividad
con poca o ninguna curiosidad natural, la posibilidad de una interacción
significativa con los textos y tareas específicas es escasa y poco prometedora.
Muchos educadores ‘obligan’ a los
estudiantes a hacer preguntas al comienzo de las lecciones o temas tratados, a
menudo en vano. Las preguntas cliché que reflejan poca comprensión del
contenido, pueden desalentar a los profesores a abrir un espacio de
cuestionamientos para los estudiantes. Pero el hecho es que, si los estudiantes
no pueden hacer buenas preguntas -más allá de la edad que tengan-, quiere decir
que alguna parte del aprendizaje está “desconectada” y por tanto algo no está
funcionando.
2. Las preguntas tienen más valor que las
respuestas
Las preguntas son más importantes que las
respuestas, por tanto tiene sentido que, si las buenas preguntas guían el
aprendizaje, se les asigne un valor a las mismas. Esto significa darles un
espacio privilegiado en las actividades (como por ejemplo, hacer preguntas
acerca de una lección, en lugar de que los deberes sean dar respuestas a una
serie de preguntas hechas por el profesor). Es necesario darles crédito a las
preguntas que se plantean los estudiantes, animar a la creatividad a través de
estas o simplemente elogiarlas y respetarlas.
3. Las ideas provienen de fuentes
divergentes
Las ideas para lecciones, lecturas,
exámenes y proyectos –el cuerpo del aprendizaje formal- deben provenir de una
variedad de fuentes. Si todas ellas provienen de un cuerpo único y específico
de conocimiento, herramientas y referencias, se corre el riesgo de orientarse a
una dirección unívoca y poco plural de aprendizaje. Una alternativa a esto
sería considerar diversas fuentes, tales como mentores profesionales y
culturales, el contexto que brinda la comunidad a la que se pertenece,
contenido de expertos fuera del campo educativo o incluso de los mismos
estudiantes. Cuando estas diversas fuentes se contradicen entre ellas, hemos de
usar ese hecho como un “momento de enseñanza”, dado que lo cierto es que esa es
precisamente la forma en la que se mueve el mundo real.
4. Se utilizan diversos modelos de enseñanza
En la actualidad hay modelos de enseñanza variados que continúan explorando sus
propias posibilidades y aumentan el número de
herramientas y estrategias que los integran. Algunos ejemplos de estos son el
aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje basado en el cuestionamiento,
el aprendizaje cooperativo, el e-learning… las posibilidades son
muchas.
Es probable que ningún modelo sea tan
“perfecto” o “extraordinario” como para ajustarse a todos los puntos del
contenido curricular y la diversidad de los estudiantes. Por tanto una
característica de una clase altamente eficaz reside precisamente en la
diversidad de modelos, lo que a su vez tiene el beneficio secundario de mejorar
la capacidad del educador a largo plazo.
5. El aprendizaje que se da en el aula, se
traslada a una comunidad conectada a dicha aula
En los entornos de aprendizaje altamente
eficaces, el aprendizaje no necesita ser radicalmente re-ajustado para que
tenga un sentido en cuanto al “mundo real”, ya que éste corresponde
precisamente a su punto de partida y a su objetivo final. Depender por defecto
de que la transferencia radical del conocimiento adquirido en el aula al mundo
real ocurra íntegramente en la mente de los estudiantes, puede que no sea la
mejor elección. Planificar desde el principio cómo se da esta transferencia del
conocimiento adquirido al mundo en el que vivimos ha de ser una tarea a
incorporar en la enseñanza.
6. El aprendizaje es personalizado a
través de una variedad de criterios
El aprendizaje personalizado es
probablemente el futuro de la enseñanza, y dado que de momento la tarea de
‘encaminar’ el aprendizaje de los estudiantes recae prácticamente de lleno en
los hombros del educador, la personalización de la enseñanza se convierte en un
gran reto. Una alternativa es personalizar el aprendizaje según una variedad de
criterios, por ejemplo, no solo basado en el nivel de lectura de los
estudiantes, sino también en el interés que demuestran, las preguntas que
realizan, la preparación previa de los contenidos que lleva a cabo cada uno de
ellos, así como otros que puedan ocurrírsele al profesor. De esta forma es más
probable que según se vayan ajustando el ritmo de las clases, la forma de
presentar o trabajar el contenido y otros aspectos según lo observado, se tenga
mejor oportunidad para descubrir aquello que los estudiantes realmente
“necesitan” para sacar el máximo de la experiencia educativa.
7. La valoración es persistente,
auténtica, transparente y nunca punitiva
La evaluación es un intento (a menudo
torpe) para saber lo que el estudiante comprende. Mientras más infrecuente,
estandarizada o amenazante resulte dicha evaluación, existirá más propensión a
establecer una distancia entre los “buenos estudiantes” y los “buenos
pensadores”. ¿Por qué están siendo evaluados los estudiantes? ¿Qué implica la
evaluación para ellos y sus futuras oportunidades para mejorar?. Además de
esto, en las clases altamente eficaces, el feedback es rápido, incluso cuando
las calificaciones puedan no serlo.
8. Los criterios para el éxito son
balanceados y transparentes
Los estudiantes de una clase altamente
eficaz no deberían tener que adivinar a qué nos referimos cuando hablamos de
éxito. El éxito tampoco debería ponderarse enteramente en factores individuales
(como “nivel de participación”, resultados globales en las asignaturas…), sino
más bien estar integrado significativamente en un marco coherente con sentido,
no para los educadores o los expertos, sino para los estudiantes.
9. Los hábitos de aprendizaje son
modelados de forma constante
10. Hay oportunidades constantes para
practicar
El viejo pensamiento es “re-visitado”. Se
reflexiona sobre los antiguos errores. Ideas complejas son revisadas desde
nuevos ángulos. Conceptos divergentes se contrastan. Se viaja de arriba abajo a
través de la taxonomía de Bloom (Conocimiento, Comprensión, Aplicación,
Análisis, Síntesis, Evaluación), desde lo simple a lo complejo, en un esfuerzo
por maximizar las oportunidades del estudiante de aprender –y demostrar dicho
aprendizaje y comprensión- del contenido.
Artículo de Terry Heick para Teachthought-
Traducción de Kreadis
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