La comunicación con y de los niños es
a veces complicada. Hay veces en las que puede resultar difícil establecer
buenos canales de diálogo con el niño para expresar lo que queremos decirles de
la mejor manera y asegurarnos de que entienden e interpretan el mensaje
correctamente.
Además, no solo hablamos con palabras,
nuestra forma de expresarnos a través del lenguaje corporal es lo que mejor
entienden los niños desde edades bien tempranas.
La forma en la que comunican las
figuras de referencia del niño serán las que aprenda y adopte en su forma de
comunicación -con sus iguales principalmente-.
Es por esto importante revisar cómo
nos comunicamos con ellos tanto en la familia como en la escuela si queremos
fomentar en ellos buenos hábitos para que aprendan a comunicarse y mantener
conversaciones de manera adecuada.
Aspectos a tener en cuenta en cuanto a
nuestra comunicación con ellos:
- Mensajes cortos y sencillos.
- Asegurarse de que el niño escucha activamente y comprende lo que le queremos decir.
- Preguntarles qué y cómo entendieron lo que les dijimos.
- Pedirles que expliquen con sus propias palabras lo que estamos comentando.
- Enseñarles la técnica del parafraseo para ayudarles a comprender los mensajes y que se aseguren de que lo entendieron bien.
- Utilizar formas de comunicación simples y concisas.
- Detallarles las consecuencias de sus actos, en caso de querer comentarles algo que consideramos deberían mejorar.
- Darles oportunidades en lugar de amenazas.
- Brindarles la oportunidad de recapacitar sobre situaciones en las que se han visto involucrados y que opinen si su actuación ha sido la correcta o la que ellos esperaban.
- Dirigirse a ellos con empatía y ponerse a su nivel (a nivel de sus ojos).
- Escucharles con atención, sin juzgarles.
Últimamente están cambiando los
hábitos familiares en cuanto a comunicación se refiere. Hay menos tiempo para
estar juntos, los niños tienen extraescolares casi todos los días, además de
los deberes, y aún habría que sacar tiempo para jugar, según el consejo de los
profesionales. Los padres suelen tener largas jornadas laborales y al término
de estas está la gestión del hogar, el llevar a los niños a sus clases, el
apoyo en los deberes y un largo etcétera que no deja hueco para encontrar el
preciado tiempo en familia necesario para fomentar buenos hábitos de
comunicación. El momento de la cena en familia es algo que se está perdiendo y,
cuando se hace, existen casos en los que tanto el móvil como la tele fagocitan
la conversación familiar.
A. Mendler comenta que, una vez que
asistió a una clase de tercero de primaria, le sorprendió encontrarse con un
poster con reglas escritas sobre cómo mantener una conversación:
- Cada uno debe contribuir a la conversación, pero en todo momento sabiendo respetar los turnos.
- Cuando expongas algún tema, pregunta a cada compañero "¿Hay algo que quieras añadir a lo que he comentado?" o "¿querrías compartir lo que estás pensando sobre esto?"
- Cuando algún compañero exponga algún tema, haz preguntas que te ayuden a comprender mejor las ideas que ha expuesto. Por ejemplo "¿me puedes ampliar lo que estás comentando?" o "¿podrías explicar esto mismo de otra forma, por favor?"
Esto nos puede llevar a pensar en lo común que es hoy en día que los estudiantes no sepan cómo mantener conversaciones. Parece que el modelo de afianzarse en su exposición y no escuchar al otro está primando sobre una forma más asertiva de comunicación.
Por ejemplo, hoy en día hay una
preponderancia de programas de entrevistas en los que personas con diferentes
opiniones rara vez se escuchan entre sí. También vemos una nueva forma de
comunicarse a través de dispositivos móviles, en donde los mensajes de texto y
emoticonos están sustituyendo a los tradicionales "hablar y escuchar".
Quizás sea el momento de reflexionar
al respecto y tomar prestado el poster de la escuela de tercero del que nos
habla A. Mendler con algunas ideas para ayudar a los niños para ayudarles a
aprender y a mejorar sus técnica para mantener conversaciones, a la vez que nos
sirvan de recordatorio a los adultos para seguir aplicándolas en casa y les puedan
servir de referente.
Los ocho consejos que exponemos a
continuación se pueden utilizar con regularidad para ayudar a los niños a
aprender buenas habilidades de conversación.
1. Modelar una Buena Conversación. Cuando
se comience una conversación a nivel grupal o familiar, fomentar las
interacciones estableciendo turnos. Realizar esta dinámica al menos unas
cuantas veces a la semana. Compartir información acerca de uno mismo es útil, y
hacerle preguntas al niño o adolescente mostrando interés sobre lo que expone o
sobre sus intereses es de gran ayuda. Los potenciadores de la conversación
incluyen respuestas e indicaciones como:
- "¿De Verdad?"
- "¡Guau!"
- "Eso es interesante."
- "¡En serio!"
Si al principio los niños no comparten
fácilmente sus opiniones o pensamientos sobre el tema tratado, no os deis por
vencidos. Este es un ejercicio que mejora de manera progresiva la calidad de la
comunicación, pero no existen varitas mágicas ni los resultados son siempre
inmediatos. Constancia y hábito son claves en este sentido.
2. Fomentar Cuestiones Físicas.
Identificar los procedimientos para tener una conversación que incluya un
comportamiento no verbal apropiado. Por ejemplo, se les puede enseñar una
estrategia como S.E.R.P.I.S (Siéntate derecho, escucha, responde y haz
preguntas, inclina la cabeza para mostrar interés, sigue al que está hablando).
3. Desafiar comentarios dañinos o
humillantes. Por ejemplo, si un niño dice: "Creo que lo que hizo fue
realmente estúpido", se le podría retar con "¿Cómo crees que podrías
decir lo mismo sin ser hiriente?" Si el niño no parece ser consciente, se
le puede señalar una alternativa como "No estoy de acuerdo con eso",
mejor que comente lo que le hizo sentir en lugar de opinar o juzgar al
compañero. Pedirle que intente repetir lo que se le sugiere para luego pasar a
preguntarle:
- "¿Qué te ha hecho sentir así?"
- "¿Cómo habrías manejado las cosas de manera diferente?"
- "¿Crees que sólo hay una respuesta correcta, o podría haber más?"
4. Hacer preguntas abiertas. Se trata de preguntas sin una respuesta
correcta, preguntas que estimulan la discusión y pueden ser una manera muy
poderosa de reforzar la idea de que hay diferentes puntos de vista sobre un
tema o un conjunto de creencias que pueden ser igualmente válidas. Por ejemplo:
"Así que si Colón llama a tu puerta y te dice que la navegación hacia el
Nuevo Mundo sería una aventura increíble y que podría haber muchas riquezas
allí, pero que es posible que nunca llegue porque el mundo se cree que es
plano, ¿irías? "
5. Poner el pensamiento delante de saber
- Cuando se le hace una pregunta, intentar ir más allá de un "No sé".
Proponerles que o más importante no es el "saber" sino que es mejor que
ellos "piensen" y que ofrezcan su opinión. Enseñarles cómo
preguntarse en voz alta, especular, adivinar o dar la mejor respuesta que
puedan. ("No estoy seguro acerca de eso, pero creo que _____.")
6. Mantener charlas informales sobre
temas triviales, de noticias aparecidas en la prensa o de su del día a día. Preguntarles sobre sus clases, profesores, qué
piensan acerca de un evento actual, o cómo se sienten sobre el resultado de un
partido.
7. Mantener contacto visual. Cuando un niño
toma la palabra en este tipo de conversaciones, suele dirigirse a las figuras
que representan la autoridad en el grupo (los adultos también lo solemos hacer
inconscientemente). Es conveniente en estos casos, mantener su contacto visual
y poco a poco ir haciendo barridos visuales hacia el resto para provocar que él
también aprenda a hacerlo y vaya aprendiendo a redirigir su charla hacia el
resto de participantes. Esto suele ayudar a que el orador redirija su charla
hacia todos los implicados y les invita a involucrarse con lo que se dice.
8. Fomentar los turnos de palabra. Para
comenzar a aprender (o enseñar) a respetar los turnos, se puede utilizar un
objeto como una señal para tomar el turno. Cuando alguien tiene ese objeto, es
su turno de hablar, mientras el resto escucha. Se pasa el turno pasando el
objeto a la persona que hablará a continuación.
Consideramos
que, tanto el saber escuchar correctamente, como el saber cuándo y cómo hablar,
son herramientas básicas para la comunicación. Dominar estas dos herramientas es
importante para ampliar el conocimiento, mejorar la comprensión y construir sentido
de comunidad.
Esperamos que estos pequeños consejos
y directrices nos sirvan para revisar la forma en la que nos comunicamos con
nuestros hijos, y puedan ser de utilidad para ayudarles a ir adoptando buenos
hábitos en su propio estilo de comunicación.
Artículo de Kreadis con información
de:
Dr. Allen Mendler - Edutopía
Hablar con el niño: diez consejos
imprescindibles - Cristian Vázquez (2012)
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