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Foto: Sergio Sánchez |
Si como padres estáis luchando con un adolescente resistente al
aprendizaje, probablemente hayáis oído más de una vez a personas que sugieren:
“Puede que necesite dedicarle más horas, no debe estar estudiando lo
suficiente”. Para la mayoría de los niños esto representa cumplir con una planificación
de horas de estudio, releer temas vistos, consumir tiempo delante del libro de
texto, tareas que no suelen resultarles productivas.
Sin embargo, muchos estudiantes no aprenden escribiendo o leyendo, sino que sus
fortalezas se encuentran en las áreas visuales o kinestésicas, o en habilidades
musicales o sociales. Entonces, ¿cómo podremos ayudarles a desarrollar sus
habilidades de estudio?
La tarea no debe desalentaros, de hecho, puede ser más sencilla, simple
y efectiva.
Estudiar no tiene porqué ser un sufrimiento o consumir una eternidad de
tiempo al día. Dedicando dos cortas sesiones diarias, el tiempo pasa volando y
la rutina cada vez se hace más fácil. Un minuto por nivel es todo el tiempo que
se requiere. A un alumno de 2º de la ESO debería bastarle con dos sesiones de 8
minutos diarias. Es conveniente que estas sesiones de estudio se planifiquen
para primera y última hora de la tarde, por ejemplo, nada más llegar del
colegio y después de cenar o antes de acostarse.
Claves para comenzar a aplicar la
técnica “minuto a minuto”
Conocer con exactitud las fechas de
los exámenes.
Utilizar para ello la web del colegio, email, planificadores, agendas,
calendarios, etc. Para tener claro, identificado y destacado el momento en el
que tendrán lugar los exámenes. Este tema aplica tanto a los padres como al
estudiante.
Establecer un objetivo.
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Foto: Bernardo Pérez |
Establecer el material a estudiar.
Como hemos dicho anteriormente, recopilar el material que sirva para
“estudiar” previo a las sesiones de estudio es primordial; notas, guías de
estudio, apuntes, tests del tema o unidad a estudiar. Los libros de texto son
fácilmente accesibles, sin embargo estudiar con ellos puede resultar complejo y
consumir mucho tiempo, en especial cuando el material del libro no ha sido
trabajado con anterioridad. Por ello es recomendable que antes se hayan
preparado esquemas, resúmenes y material que ayude a recordar la información
sin necesidad de tener que volver a repasar el libro de texto “en bruto” lo que
consume mayor tiempo y energía.
Preguntas y respuestas.
Generar preguntas y respuestas propias, incluso se puede hacer en
familia, o con compañeros de clase. Una puesta en común del tema o los puntos a
estudiar, proponer preguntas y respuestas puede ayudar y ampliar el foco sobre
el tema a estudiar. Existen varias herramientas para crear tests online. Una de
ellas es www.daypo.com. Os pasamos un
ejemplo de test, por si os puede servir de referencia: http://www.daypo.com/test-tecnicas-estudio-1.html
Repetir.
Reservar tiempo antes de irse a dormir y repetir el ejercicio de las
preguntas (un minuto por nivel es suficiente, como decíamos antes). Por
ejemplo, si un alumno de 6º está estudiando Sociales, con este sistema, le
habrá dedicado 12 minutos al día, dividido en dos sesiones de 6 minutos cada
una, lo que representa 1 hora de estudio a la semana sin sufrimiento ni grandes
esfuerzos, disminuyendo además las probabilidades de interferencias y
distracciones.
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Foto: Oli Scarf |
¿Realmente esta estrategia
basada en preguntas es el mejor modo de estudiar? Ningún método por sí mismo
funciona para todo el mundo, puesto que cada niño tiene diferentes habilidades,
destrezas y preferencias a la hora de incorporar información a su memoria a
largo plazo.
A continuación os presentamos otras formas para poder utilizar este
tiempo:
1. Tarjetas
Transcribir las preguntas y respuestas en tarjetas para luego jugar a
responder correctamente. El simple hecho de dar la vuelta a la tarjeta y
ponerlas en montones de “aprendido” y “volver a preguntar” debería ser
suficiente para motivar al estudiante. Algunos encuentran la motivación
marcándose un tiempo de respuesta, otros aumentando el montón de “aprendido”,
etc.
2. Categorizar
Utilizar las tarjetas para organizar la información por categorías.
Ordenarlas de alguna manera o asociarlas en pares, en familias… La idea de
organizarlas de maneras diferentes cada vez ayuda a aumentar las conexiones
asociativas del tema aprendido en el cerebro y facilita el acceso a la
información por distintas vías.
3. Combinar palabras
Para los amantes del lenguaje, las palabras, los idiomas, probablemente
no les importe, e incluso les motive crear frases, poemas, letras de canciones,
con palabras o vocabulario difíciles de recordar. Si el examen contiene
vocabulario difícil, conviene empezar bien por escribir o pronunciar las frases
con una palabra en cada una de ellas. Luego incorporar la segunda palabra,
después la tercera, y así hasta completar el total de palabras a memorizar.
4. Canciones con letras adaptadas
Elegir una canción o una melodía y cambiar la letra o incorporar el
mayor número de información o palabras que haya que memorizar en la letra de la
canción elegida. Esto puede llevar varias sesiones pero una vez terminada, se
puede cantar una y otra vez con poco riesgo de olvidarlo.
5. Dibujos
Los estudiantes más visuales, pueden “dibujar” sus notas en tarjetas y después intentar describir las imágenes de modo que, a través de ellas, se refleje lo más posible la materia estudiada.
6. El plano de mi casa (método Loci)
Para los casos en los que hay que aprenderse palabras que no guardan relación entre sí, un método que suele ser muy útil es el de construir una historia utilizando todas las palabras a recordar. A continuación se dibuja el plano de la casa y en cada habitación se van escribiendo las palabras que hay que recordar siguiendo un criterio lógico para el estudiante (por ejemplo las palabras teléfono –salón- y gallina –jardín-). Luego no hay más que ir haciendo una visita guiada por la casa recordando la historia y las palabras se recuperarán fácilmente.
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Foto: Bigstock |
Los estudiantes más visuales, pueden “dibujar” sus notas en tarjetas y después intentar describir las imágenes de modo que, a través de ellas, se refleje lo más posible la materia estudiada.
6. El plano de mi casa (método Loci)
Para los casos en los que hay que aprenderse palabras que no guardan relación entre sí, un método que suele ser muy útil es el de construir una historia utilizando todas las palabras a recordar. A continuación se dibuja el plano de la casa y en cada habitación se van escribiendo las palabras que hay que recordar siguiendo un criterio lógico para el estudiante (por ejemplo las palabras teléfono –salón- y gallina –jardín-). Luego no hay más que ir haciendo una visita guiada por la casa recordando la historia y las palabras se recuperarán fácilmente.
6. Charlas
Muchos adolescentes son muy sociables y les gusta hablar y hacerse
escuchar. Si este es el caso, puede ser útil el método de las charlas a través
de tarjetas con una idea escrita en cada una de ellas o una guía de estudio de
puntos importantes a no olvidar. A través de ello explicar cada punto de la
manera más detallada posible sin echar mano de material impreso como libro,
o apuntes.
7. Paseo fotográfico
Puede utilizar las imágenes que aparecen en el libro de texto, en el
material de trabajo, notas o apuntes, para explicar la información bien en alto
o por escrito, dependiendo de sus preferencias.
8. Claves Nemotécnicas
Hacer rimas o inventar refranes para ayudar a recordar la información.
Crear acrónimos o frases con la primera letra de la palabra o con la palabra
entera puede ser divertido para quienes les gusta jugar con el lenguaje.
9. Visualización oral
Leer una parte de las notas o del material a recordar y explicar y
describir cómo esta información viene a la mente de manera visual. Esta técnica
se puede combinar con los mindmaps. Dibujar en el mindmap la información visual
que caracteriza a ese párrafo, para poder acceder a las imágenes en la memoria
y con ellas al contenido del mismo.
10. Charla en tercera persona
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Foto: Gonzalo Azumendi |
11. Carta a un Superhéroe
Escribir una carta al superhéroe favorito explicándole la información que acaba de aprender y contándole porqué esa información es importante, qué opina del tema que ha aprendido, así como otra información relevante en cuanto a lo que se ha leído.
Estudiar se puede hacer de diversas formas y es importante ayudar al
adolescente a conocer cuál es el estilo que mejor le funciona. Es aconsejable
empezar por las técnicas que mejor se ajusten a sus habilidades y vías
preferenciales de aprendizaje (verbal, visual, auditiva…). La clave es hacerlo
corto, hacerlo simple, hacerlo agradable. Observar qué ocurre en el proceso
para hacer los cambios que mejor se adapten al estudiante y su particular forma
de aprendizaje, hasta que se convierta en una rutina habitual y se podrán
apreciar los frutos de sus esfuerzos.
No obstante, este es un camino que al adolescente le cuesta mucho recorrer
en solitario. Somos conscientes de lo difícil que resulta encontrar momentos
para dedicar a los hijos en tareas escolares, pero este método requiere poco
tiempo (para familias de dos hijos cursando 6º y 3º de la ESO, al día
representarían 30 minutos) y merece la pena y una buena inversión en relación
con los resultados que se obtienen.
El principal escollo que solemos encontrar en este sentido es el
mantener la sistematicidad del método. Se suele empezar con ganas y, a medida
que van pasando los días, se va perdiendo firmeza en mantener el hábito,
primero por parte del estudiante y luego por parte de los padres que tiran la
toalla ante lo costoso que para ellos supone la constante supervisión. Sin
embargo, a medida que el estudiante internaliza los procesos y herramientas que
requiere el curso de aprendizaje, la necesidad de supervisión se va reduciendo.
Antes de que llegue este punto, quizás la clave sea no veros como meros
supervisores, sino como otra herramienta fundamental de acompañamiento en el proceso
de aprendizaje de vuestro hijo.
¡Buen comienzo de curso!
Artículo de Kreadis con información de: Edutopia - Parent Partnership - Teaching Good Study Habits, Minute by Minute -
January 11, 2016.
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